#12 (temporada 1)
Marcos,
Te entiendo en eso de esforzarse por ser diferente al origen. No quiero abusar del recurso de exponer fragmentos de mi diario íntimo de 2008, el único que me queda. Sé que hay familia que lee estas cartas (gracias) y no quiero herir sensibilidades ni preocupar gente por cosas que pensaba en la niñez, pero mi mantra en la infancia fue no quiero ser loca como mamá ni violenta como papá. A partir de ese miedo empecé a construirme, a observarme para no replicar una diversa constelación de cosas que entendía así.
Mis xadres, primeros representantes de la locura y la violencia para mí, se divorciaron en 2006 y nunca más se dirigieron la palabra. La necesidad de distancia fue más que un hijo y una hija en común y lo sigue siendo. Es una herencia incómoda aunque sin dudas la locura y la violencia bajó. De chica, quizás por mi facilidad de escucha y su necesidad de justificación me usaron de interlocutora. Era exigente. Podría decir para reírme y justificar ahora yo, que ser la mayor, la niña y todavía sol en libra me puso en el lugar de la mediación.
Las exigencias intrafamiliares venían más por ese camino. Siempre hice las actividades que quería hacer, o sea todas las posibles para estar fuera de casa. La penitencia era faltar o que me prohibieran leer, pero pronto aprendí a desautorizar. La represión en mi caso tampoco funcionó, prioricé armarme de lo que me nutría por fuera del hogar y defenderlo.
A veces me sirve hacer clasificaciones estúpidas, reducciones, y una que me acompaña bastante es la de dividir a la gente en dos grupos: quienes se tuvieron que defender de lo que se suponía debía cuidarles y quienes no. Sé que es un corte muy grueso, pero a veces me ayuda a posicionarme, a entender. Si bien el nada de lo humano me es ajeno se aplica a todes en mayor o menor medida, hay formas de ver el mundo que están arraigadas en cosas muy primarias.
Con mis amigues del primer equipo compartimos el dolor intrínseco de la carencia y el contacto con ciertos tipos de mierda. Con mis amigues del segundo, que obvio también tienen sus dolores, accedo a otra perspectiva y me reeduco. Me ayudan a salir del pánico y el dramatismo, y a sentir desde otro lugar. Acá entra sin querer de nuevo eso de autopercibirme como sucesión de plagios y ladrona, pero al final persona viene de máscara: hay que sobrevivir y es más lindo en red.
Lo del solarpunk me recordó a los jardines de Epicuro. Algo que escuché en este podcast. Espero que gente que yo sé trascienda la astrofobia, no habla solo de eso. Llegué a él porque a P. lo tengo de profesor en una materia y lo sigo a donde sea como buena stalker.
Por mi parte ya no separo la basura y me siento un poco mal, extraño hacer compost, devolver a la tierra y reducir. En el interior no hay contenedores diferenciados, pero ya me responsabilizaré.
Abrazo,
Agus