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August 11, 2022

#1 (temporada 3)

Agus,

De Pure Colour (2021) de Sheila Heti, intento una traducción:

Se arrancó el corazón. Se arrancó el cerebro, los brazos, el pelo, los pies; tiró todo de sí misma en el agua, esperando que el lago la agarrara, la salvara, la sostuviera, y la devolviera nueva a la orilla. No lo hizo.
Bajó al agua, se arrancó la ropa, y entró. Estaba frío. Antes había tenido miedo de nadar acá. De niños, les decían que el agua estaba contaminada. Pero cuando se hicieron grandes, los adultos dijeron que no, que no estaba contaminada y nunca lo había estado.
Debió haberse transformado cuando el sol brillaba sobre la tierra como una bola dorada, o las mareas debieron arrastrarla de vuelta a la costa, bajo una rama, que fue donde alguna parte de ella se levantó, levantó, levantó en la hoja de un árbol.

Quizá es trampa que un cuarto de mis palabras sean una cita, pero esta idea me tiene ocupado y te la quería compartir en sus propios términos: volverse una hoja. Una hoja. Ahí, en un árbol, sin demasiadas certezas sobre si perenne o caduca.


[de Sandrine Rondard]

Mi padre dice que toda la música que escucho pertenece al género “lamento pop”. N me mostró hace unos días a unos pibes mexicanos que cantan corridos tumbados; no sé si pop pero de seguro lamento. Te escribo escuchando el disco nuevo de Sharon Van Etten, a quien llegué por insistencia del algoritmo, para confirmar la observación.

Transitar y expresar el dolor es una experiencia relativamente nueva para mí, y si bien parece que la vengo contemplando desde hace rato en mis consumos culturales, escribo confundido, errático. N también me dijo que hacía unos meses me veía glitcheado. Me cuesta mantener el foco, la escucha activa, hablar de cosas serias. Dejé de escuchar En Perspectiva y el programa sobre política internacional. Solo le presto atención a los libros y me siento medio snob por eso.

Es domingo y me pasé toda la tarde viendo videos de Anne Carson (de quien, aclaro, no he leído casi nada). Me gustó ésta en la que no para de dejar en jaque a la entrevistadora (de quien sí leí un poema, muchas veces, cuando pensé que iban a terminar cosas que después no terminaron). Por alguna razón, en todas las entrevistas que vi, Anne habla muchísimo menos que sus entrevistadoras. La jugada retórica es obvia: dice muchísimo más.


[de Sandrine Rondard]

Anne Carson escribió un libro sobre la muerte de su hermano. [Cuando escribía esta frase glitchee y puse ‘Anne Carson escribió un duelo’]. El libro dialoga con su proyecto de traducir el Poema 101 de Catulo. En esta charla dice:

Nunca llegué a la traducción del Poema 101 que me hubiera gustado hacer. Pero a lo largo de los años trabajando en ella sí llegué a pensar en la traducción como un cuarto (no exactamente un cuarto desconocido) en el que unx tantea hacia la perilla de la luz. Supongo que nunca termina. Un hermano nunca termina. Lo merodeo. No termina. Merodear los significados de una palabra, merodear la historia de una persona. No tiene sentido esperar un desborde de luz, las palabras no tienen interruptor.

No estoy seguro de qué es eso que estoy traduciendo. Voy tanteando hacia un estar más leve; de levantarme, levantarme, levantarme en una hoja; de formas más tranquilas de vivir la carencia.

Te abrazo. Todavía pesado.

M

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