Esto no es una receta, es la base para que le pongas tu sazón
Una pasión que he desarrollado es la de cocinar.
Y aunque no estoy a nivel de Masterchef, lo disfruto mucho porque son de esos momentos donde entro en flow.
Pero te confieso algo:
Me cuesta seguir recetas.
No porque no sirvan, sino porque no me gusta depender de ellas.
Yo prefiero abrir la nevera, ver qué hay y resolver con eso.
Improvisar. Mezclar. Inventar. ¡Crear!
Ojo, por eso no me meto con la pastelería.
Ahí cada gramo cuenta.
Sí, suena romántico lo del acto creativo, pero también necesito tener algunas recetas base.
Las recetas me sirven para tener orden porque improvisar todos los días cansa.
No es estar atado a paso a paso estricto, es tener la flexibilidad que requiere cada día.
Con la comunicación pasa lo mismo.
Hay gente que suena increíble en sus correos o en redes, y uno piensa:
“¡Epa!, yo también quiero sonar así.”
Y entonces tratas de “replicar” -por no decir copiar- el formato, la energía, el estilo.
Pero lo lanzas… y se siente raro.
No porque esté mal escrito. Sino porque no eres tú.
Yo lo entendí con mi cuenta de Instagram (@vision.jeff).
Generé mucho contenido a inicios de año.
Escribía guiones, grababa reels, hacía “todo lo que se suponía” que debía hacer, menos ser yo mismo.
Por eso, terminé frustrado.
Pero el problema no era la receta,
el problema era que quería utilizar los ingredientes de otros y no los propios.
Tus historias, tus formas de hablar, tus rarezas —eso es lo que tienes en tu nevera.
Y si aprendes a cocinar con eso, nadie te puede imitar.
Mejor aún, vas a disfrutar tanto tu sazón, que vas a olvidarte de copiar lo que hacen otros.
Dicho eso, no te voy a decir “olvida las estructuras”.
Pero tampoco te voy a vender una fórmula mágica.
Quiero compartirte una base que a mí me ha servido.
Una estructura mínima para escribir algo que conecte, sin parecer un loro vendedor sin profundidad.
Va así…
1. Conoce a quién le hablas
Antes de escribir, piensa en la persona del otro lado.
¿Qué está viviendo? ¿Qué duda tiene? ¿Qué miedo no está diciendo?
No adornes. No inventes. Nombra su situación con la mayor honestidad y respeto posible.
Ejemplo:
“Capaz llevas semanas viendo apartamentos y ya no sabes si el problema es el mercado o tus expectativas.”
Esto no es física avanzada. Son los problemas que ya has escuchado. Las quejas comunes. No tienes que salir a buscarlas, sólo afinar tu oído y vista para identificarlas.
2. Luego: Conecta con tu experiencia (no con un speech)
No cuentes tu historia porque toca.
Cuenta lo que a ti también te pasó o entendiste y que puede hacerle clic al otro.
No expliques. No vendas. Solo comparte algo que venga de ti.
Ejemplo:
“A mí me ha pasado como asesor querer mostrar de todo, pero aprendí que, a veces, ayudar es decir lo que nadie quiere oír.”
Abre tu corazón. Demuestra que eres un humano y no un bot. La otra persona tiene sólo su versión de la historia, comparte tu punto de vista y será más fácil encontrarse en un punto medio.
3. Cierra con una opción, no con urgencia
No obligues. No crees escasez falsa.
Solo deja una puerta abierta para quien quiera entrar.
Ejemplo:
“Si estás en ese punto y quieres que lo hablemos, escríbeme.”
Esto respeta la atención y genera respuesta genuina.
Ojo, esto es un ejemplo muy básico.
Pero quiero que te vayas con una idea clara, comunicar no tiene que ser un juego diplomático o estratégico con dobles intenciones todo el tiempo.
Descubre tu ritmo, identifica en qué canal te expresas mejor.
Créeme, hay público para todos en todos lados. Si no te sientes cómodo/a en un formato, prueba con otro.
Lamentablemente, en un momento nos obsesionamos con la idea de “hacernos virales”. WTF!
Yo sé que tú no quieres ser un virus.
En lugar de eso, trata de ser más tú mismo/a.
La gente no es tonta y se da cuenta de quién está fingiendo algo que no es y eso genera desconfianza.
Ahora que tienes esa base de receta, ¿te animas a escribir algo para ti? ¿Me lo compartes?
Aprovecho para contarte que ya tengo listos un par de ejercicios que voy a llevar para este evento de inmobiliarios y te juro que estoy emocionado por ver qué sale de eso.
Yo espero que ya hayas reservado tu lugar. No sólo porque creo que te vas a llevar ideas y herramientas increíbles, sino porque de verdad me gustaría conocerte y compartir en ese espacio.
Nos seguimos leyendo,
Jeff