No escuches a gente como yo
Neo: ‘Morpheus… the Oracle… She told me I…’
Morpheus: ‘She told you exactly what you needed to hear. That’s all.’
Todo el mundo (yo incluido) te da consejos. Todo el mundo.
Y hay gente muy convincente por ahí. O gente que sabe mucho más que tú y que tiene mucha más experiencia que tú; especialmente cuando te aventuras fuera de tus dominios, como cuando empiezas una startup o un trabajo nuevo.
Contaba Miguel Arias el otro día en IN3 que a los españoles, cuando empezamos a trabajar con americanos, nos parecen todos brillantes; ¡con qué soltura hablan inglés, oye, y lo bien que se venden! Estamos indefensos ante ellos y decidir quién puede ser un buen VP de Ventas para tu startup se convierte en una tarea imposible: todos te parecen los putos amos.
Pasa algo parecido cuando te presentan gente impresionante en el South Summit, o cuando empiezas en un curro donde la gente es (o al menos lo parece) más lista que tú, o pertenece a una industria que es nueva para ti. En esas situaciones es muy difícil ignorar lo que te dicen y no poner en duda todo lo que sabes. Y es así a pesar de que muchas veces esa persona no sabe prácticamente nada de ti, ni de tu empresa o tu sector, ni ha conseguido lo que tú estás intentando conseguir, ni conoce tu forma de hacer las cosas ni tus motivaciones.
No quiere decir esto que no haya que escuchar consejos: al revés, hay que sacar lo que haya en cada conversación y sobre todo, tratar de encontrar las fuentes adecuadas. Pienso que poner en duda lo que sabes es la única forma de que aumenten tus conocimientos.
Pero sí quiere decir que es importante recordar, como nos decía Eduardo Tinoco en Google Campus el otro día, que desde la barrera todos somos toreros, y que los consejos siempre hay que entenderlos y filtrarlos desde ese punto de vista, alinearlos con tus valores, con tu estrategia y con tu forma de hacer las cosas.
Además, las personas tienen muchas motivaciones para darte consejos: aquellos a los que les importas querrán protegerte; todo lo que suene a riesgo les parecerá mal y tratarán de proteger el statu quo de vuestra relación. Y a los que no les importas, y en general a cualquiera, les encanta ver cómo alguien sigue sus consejos.
Y a menudo nosotros buscamos consejos no para intentar sacar lo mejor de cada persona, sino como le decía Morpheus a Neo, para oír lo que necesitamos oír, para sentirnos bien con las decisiones que ya hemos tomado. Si no sabes lo que es, te recomiendo que leas sobre el sesgo de confirmación.
En South Summit esta semana mucha gente me ha preguntado qué tal nos iba en Tinybird y qué tal llevábamos lo del bootstrapping y lo de financiarnos con consultoría. Yo contaba que estábamos muy contentos pero que hemos tenido que decir que no a alguna oportunidad de hacer consultoría que no nos ayudaba a avanzar nuestro producto, a pesar de que estaban bien pagadas. Tres personas que respeto muchísimo (todos CEOs o de calibre similar) me dieron su opinión y/o me aconsejaron: uno me dijo que tenía todo el sentido, que el coste de oportunidad de dejar nuestro producto de lado era demasiado alto; los otros dos me dijeron que no fuéramos tontos, que dijéramos que sí a todo y cogiéramos el dinero.
Los dos consejos tienen sentido y los dos son completamente opuestos. ¿Cuál es el bueno?
La respuesta es que ninguno de los dos es bueno o malo en sí mismo; hace falta bajar al detalle: ¿cuánto dinero nos hace falta?, ¿qué queremos conseguir a corto-medio plazo?, ¿son posibles clientes en el futuro?, ¿qué otras cosas tenemos en marcha?, etc.
Te dejo con una cita de Warren Buffet para recordarte que, cualquier cosa que yo diga aquí, seguramente deberías ponerla en duda también:
“Never listen to people like me, or read the papers, or do anything subsequently”
“I don’t pay attention to what economists say, frankly […] If you look at the whole history of economists, they don’t make a lot of money buying and selling stocks, but people who buy and sell stocks listen to them. I have a little trouble with that”