Mira esto.
Una multinacional con oficinas de cristal, empleados con su Mac último modelo y café de especialidad en cada esquina.
Un ejército de expertos en ciberseguridad, firewalls de última generación y auditorías constantes.
Nada podía salir mal.
Hasta que un día, un becario (sí, un becario) estaba haciendo pruebas con una API de pago.
Quería agilizar un proceso, automatizar un par de cosas, demostrar que tenía iniciativa.
Lo que no sabía es que, al hacerlo, dejó un acceso abierto sin autenticar.
Resultado: hackeo en 24 horas.
Datos filtrados, servicios caídos, llamadas urgentes a las 3 de la madrugada y, por supuesto, directivos buscando culpables.
Los jefes corriendo en círculos. Los técnicos sudando frío. Y el becario… bueno, el becario ya estaba actualizando su LinkedIn.
84% de las empresas han sufrido ataques en APIs este año.
Casi todas por lo mismo: despistes.
Un permiso mal puesto. Un endpoint sin proteger. Una API que nadie revisó.
Mientras lees esto, puede que tu empresa también tenga una ventana abierta esperando a que alguien entre.
Si no quieres que te pase lo del becario, aprende a desarrollar con cabeza es aquí:
Pd: No dejes tu puerta abierta y luego te sorprendas cuando entren.
— Alexander, CEO de Ingeniero Binario