Quería ser arquitecto.
De esos que diseñan espacios y construyen cosas bonitas.
Hasta que el dibujo técnico y su profesor a distancia me jodieron la nota final de bachillerato.
No pude presentarme a la selectividad con la asignatura clave
Menudo infierno mental… ¡Sentí que jamás cumpliría mi sueño!
Como esos “casi” médicos que saben que tienen que buscar alternativa antes de ir a los exámenes porque no les va a dar la nota...
Así me encontré yo.
Acabé en informática, pero no en la parte guay.
Por aquellos tiempos, programábamos en papel.
C sin compilar. Como hacer fuego con piedras.
Aprendí a escribir código sin probarlo.
Tenía que imaginarme si iba a funcionar.
A veces explotaba.
A veces funcionaba.
Me prometí que si no podía construir edificios… Al menos construiría sistemas sólidos.
Y en el camino aprendí algo que vale más que cualquier título:
Adaptarme.
Pero esta historia no termina aquí.
Mañana te cuento cómo pasé de sobrevivir a programar en papel…
A liderar proyectos internacionales para Oracle.
(Y cómo todo se volvió a caer después).
— Alexander, CEO de ingeniero binario