Migrar de un monolito a microservicios es una decisión sumamente importante, ojo: no necesaria.
En muchas ocasiones hemos hablado de las bondades de los microservicios, como que nos permiten hacer cambios más rápidos y frecuentes, realizar entregas paralelas e independientes entre sí e incluso facilitar el mantenimiento.
Pero también hemos hablado de los desafíos técnicos que conlleva, que es una decisión que debe tomarse con cautela, pues implica reconstruir un barco —si lo vemos metafóricamente— que, en la mayoría de casos, ya zarpó.
Y vaya que reconstruir un barco en altamar no ha de ser tarea fácil 😆.