Hay apps que se caen con solo abrirlas.
Y otras que, aunque tengan miles de usuarios al mismo tiempo, siguen funcionando como si nada.
¿La diferencia?
No es magia.
Ni un framework milagroso.
Ni tener 20 devs en el backend.
Es la API.
Cómo maneja errores.
Cómo valida entradas.
Cómo responde a tráfico inesperado.
Cómo escala. Cómo se comunica.
Una buena API es como un buen electricista. Nadie lo nota… hasta que la luz se va.
Y si tú estás construyendo algo que no se puede permitir fallos, deberías empezar por aquí:
— Alexander, CEO de Ingeniero Binario