Mira.
Hace unos días, un ingeniero de Google cometió un error que dejó a miles de desarrolladores en jaque.
Pensó que estaba limpiando código muerto.
Borró una API que, según él, “ya no usaba nadie”.
Lo que no sabía es que cientos de empresas dependían de ella.
Un error.
Un click.
Miles de negocios afectados.
Boom.
¿Lo más interesante?
En vez de ocultarlo, Google publicó un informe detallado sobre el desastre.
Porque de los errores también se aprende.
Y tú, ¿sabes si tus APIs están bien gestionadas o podrían desaparecer mañana?
Si quieres asegurarte de que tus desarrollos están a prueba de errores (ajenos o propios), pásate por aquí:
Hasta mañana.
— Alexander, CEO de Ingeniero Binario