En 2020 todo se vino abajo
Tenía un trabajo estable, proyectos con Oracle, rutinas claras.
De repente: pausa global.
La pandemia me mandó a casa y me quitó el piloto automático.
Y no me quedó otra que mirar de frente algo que venía ignorando hace tiempo:
ya no estaba creciendo. Solo estaba repitiendo.
Podría haberme hundido.
Podría haber buscado otro “trabajo estable”.
Pero hice lo que hacemos los que venimos de programar en papel.
Me senté y empecé desde cero.
Me metí de cabeza con Mulesoft.
12, 14, 16 horas al día.
Tutoriales. Foros. Documentación en inglés que me costaba hasta pronunciar.
Dormía 4 horas.
Pero me levantaba como un cohete.
Porque tenía una idea.
Una visión que no podía soltar:
“Esto que estoy aprendiendo…
lo tengo que enseñar a mi manera.”
Esos días nació la semilla de Ingeniero Binario
Sin nombre.
Sin logo.
Sin funnel.
Solo con una necesidad real: dejar de improvisar y construir con cabeza.
Mañana te cuento cómo le puse nombre, cómo casi la cago con eso…
Y por qué todo cambió cuando decidí hacer las cosas a mi manera.
— Alexander
CEO de Ingeniero Binario
P.D. Si todo esto te suena familiar — si alguna vez pasaste por un “borrón y cuenta nueva” técnico o mental — estoy armando un grupo privado para los que no solo quieren saber qué hacer,
sino cómo pensar para construir sistemas que no se rompan.
Entra al grupo VIP de WhatsApp aquí: enlace
Sólo para los que están leyendo esto antes de que sea público.