Mira.
Hace unas semanas, me sentí como un niño en una tienda de caramelos.
Había encontrado la API perfecta para lo que estaba construyendo. Rápida, potente, con IA integrada y, encima, baratísima.
Demasiado bueno para ser verdad, ¿no?
Pues sí.
Durante 45 días me dejaron jugar con sus precios ridículos. Todo fluía. Mi proyecto avanzaba a toda máquina.
Hasta que un buen día… PUM.
Me llega un email. “Se acabó la promo, ahora toca pagar”. Y no hablo de una subida cualquiera. Multiplicaron los precios.
De 0,01 dólares a 0,27. De 0,28 a más de 1 dólar por cada millón de tokens. Un aumento brutal.
¿Qué hago ahora?
¿Pago?
¿Busco otra alternativa?
¿O me pongo a llorar en un rincón mientras mi proyecto se desmorona?
Ahí entendí algo crucial:
No puedes construir sobre promesas volátiles.
No puedes depender de plataformas que hoy te cobran una miseria y mañana te dejan en bancarrota.
Si estás metido en el mundo de las APIs, créeme: necesitas algo sólido. Que funcione. Que no te juegue sucio con los precios.
Si no quieres que te pase lo mismo, aquí tienes una opción que no te va a romper el bolsillo ni la cabeza.
— Alexander, CEO de Ingeniero Binario