Había noches donde me iba a dormir a las 2 o 3 de la mañana.
Y me despertaba a las 7 con un solo pensamiento:
seguir.
No porque fuera fácil.
Sino porque sentía que por primera vez estaba construyendo algo mío.
Algo que iba más allá de las APIs o los proyectos de cliente.
Quería crear una forma distinta de aprender, de pensar, de construir.
Y claro… también necesitaba un nombre.
Lo primero que se me ocurrió fue:
Sistema Online.
Sí.
Una joya del branding.
Aburrido, impersonal, genérico.
Un amigo me lo dijo en seco:
“Tío, eso suena a software de facturación de los 2000.”
Y tenía razón.
Así que me senté, apagué todo, y me pregunté:
“¿Quién soy yo realmente como profesional?”
No como dev.
No como arquitecto de soluciones.
Como mente técnica que piensa diferente.
Ahí nació el nombre:
Ingeniero Binario.
Porque no somos solo programadores.
Somos ingenieros de sistemas, de decisiones, de procesos mentales.
Y si algo aprendí desde que programaba en papel,
es que puedes tener la mejor tecnología del mundo…
pero si tu forma de pensar es basura,
todo se rompe igual.
Y sí, este proyecto todavía no estaba ni lanzado.
Pero ya tenía alma.
Y los que van a entrar primero…
van a ver por qué lo hicimos así.
— Alexander
CEO de Ingeniero Binario
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