Hammerspace #83 Tenemos que hablar
Esta edición es un poco diferente, pero por si esperan recomendaciones vayan a ver este podcast con Nacho Vidal que estuvo bueno, no es el carajo más lúcido que existe pero tiene una perspectiva del mundo tan colorida y un drive tan grande que es como una mirada a la vida de una persona muy distinta a la mayoría de nosotros. Lo otro es que jueguen Elden Ring. No puedo parar. Por último, esto me dio risa.
Ahora bien, vamo a' jugá.
Hay varias maneras de ver el mundo. Al mundo lo podemos ver por lo que es, lo que queremos que sea, lo que queremos que será y hasta por lo que nunca podremos alcanzar. También hay muchas perspectivas para contemplar dónde estamos. Y ahora que pareciera que estamos al borde de una guerra nuclear existe gente que se hace la maravillosa pregunta: and what about ME?
Hace años alguien me dijo que siempre trataba de ser el protagonista de la conversación, que cada vez que alguien contaba una historia yo trataba de contar una mejor y más grande. Sin quererlo, me había convertido en el centro de mi universo. El viaje desde ahí ha sido largo y creo que al final este proyecto llamado Hammerspace que solo busca distribuir cosas buenas que me voy consiguiendo ha sido parte de ese resultado, así como toda la gente nueva con la que decidí conectar y conocer mejor fuera de mi burbuja. Cuando hablas de tu vida aprendes a relatarla y consigues un falso control de cómo crees que cayeron las fichas. A veces nos sentimos tan solos que lo único que nos queda es dejar de escuchar y tratar de hablar del mundo como queremos que sea y esperar que esa imagen se quede pegada en la pared sin caerse. Vemos y narramos el mundo en primera persona del singular y ese sesgo es casi irremediable.
La alternativa es mucho más dura. Cada persona experimenta el mundo desde su propia perspectiva y no tenemos control sobre lo que los demás piensan de nosotros. Lo mejor que podemos hacer es esforzarnos y tratar de cambiar, pero puede que ya sea muy tarde. Puede que tú ya tengas un rol y seas parte de la realidad que otras personas se han construido y no puedas cambiarlo. Incluso me puedo poner más trágico y decir que por más que trabajemos en nosotros mismos, puede que eso también sea una ilusión e irremediablemente sigamos siendo los protagonistas egoístas en nuestras cabezas. No hay una respuesta real de cómo complacer a todo el mundo. Es injusto, pero es lo que hay. Solo podemos escuchar mejor y entre líneas. O como dice Tyler:
Ya con eso fuera del camino, y entendiendo que vengo de un lugar de absoluta empatía, ha sido desesperanzador ver cómo se ha desenvuelto la invasión de Ucrania en redes sociales y que haya gente diciendo estupideces tipo "si yo fuera Ucrania me rindo". No quiero rantear, pero es posible ver una situación, decir que es una mierda y no convertirlo en una película de Hollywood ni hacer el ejercicio innecesario de pensar qué ocurriría si yo fuera la personificación de un gobierno y 44 millones de personas. Es común que la gente que tiene las opiniones más recalcitrantes sean los más incapaces de responder "¿cómo te sientes?" de forma honesta porque ven el mundo hacia afuera de lo que quieren ver y sentir. Es contemplar lo que sea y decir "¿qué haría YO?" aunque no haya un yo.
El episodio del viernes del podcast es sobre armchair journalists, o como lo llamo yo: pajúos de Twitter. ¿Para qué entras a Twitter? ¿Para qué ves Instagram? En serio. ¿Para qué? De verdad entras para informarte o para leer lo que quieres leer. Hemos visto cómo se desarrolla la propaganda en tiempo real y he quedado maravillado como de un lado podemos claramente identificarla. Sin duda RT con su plataforma de mentiras muestra la invasión como una liberación étnica y una defensa de la soberanía de nuevas naciones y un intento despreciable por lavarle la cara a Putin. Pero por el otro lado también construimos historias como la de Snake Island, donde unos ucranianos le dijeron a los rusos que los iban a bombardear que se mamaran un güevo. La noticia los declaró muertos y se convirtieron en mártires. Luego se descubrió que sobrevivieron, ahora son POW y hubo gente que... ¿se decepcionó? Igual hace falta un satélite espacial para tomarle fotos a la amplitud de las bolas de los soldados ucranianos de Snake Island. Fue una demostración de valentía y una auténtica lucha por la libertad y el carácter humano. Me alegro que no estén muertos así eso invalide lo que sentí antes cuando los conocí como mártires.
A lo que voy es que la propaganda busca que nosotros nos formemos una visión de lo que ocurre en la guerra, pero la realidad es que lo que sea que tenemos en la cabeza, sean las preocupaciones, la incertidumbre, la ansiedad o el miedo, no es ni una millonésima parte de lo que la gente en ese país puede estar viviendo. La mayoría de nosotros no somos los protagonistas -al momento de escribir esto, claro está- sino que es una ilusión. La realidad es que estamos en primera fila en un cine y algunos llegamos a pensar que también estamos sufriendo junto a los actores de esta película de no-ficción.
No tengo ningún consejo concreto, pero posiblemente todo esto que escribí es para decirles que si esta guerra los tiene emocionalmente mal y no son ucranianos, de verdad hagan el ejercicio de estar absurdamente agradecidos por no ser amebas y poder comerse un mango con adobo sin tener que ser oligarcas mercantilistas. Y si son ucranianos, no tengo consejo alguno y solo puedo decir que me gustaría que las cosas fueran diferentes y que todos entendiéramos mejor lo que están atravesando.
Stay strong, kings and queens.