Teoría de juegos
¿Qué crees que significa exactamente que el tiempo sea una “dimensión? ¿Es como cuando mides una mesa, y dices “20 centímetros de largo por 30 de ancho”?
Sí, lo hemos oído todos: la teoría de la relatividad, el tiempo pasa más lento a la velocidad de la luz, hay una interdependencia entre el tiempo que transcurre entre dos eventos y la manera en que nos movemos respecto a un cronómetro. Einstein, ya sabes: un tipo listo. ¿Pero qué significa exactamente que el tiempo sea una dimensión?
Parece como si movernos fuese algo humano; como si medir el paso del tiempo fuera humano. Como si hubiésemos impregnado el Universo de una dimensión extra.
No es nada de eso, pero da que pensar: ¿qué rol tengo yo en el devenir de los acontecimientos?
Una de las cosas más fascinantes de la teoría de juegos es que te puedes ahogar en océanos profundísimos de maldad. Las historias infantiles sobre el mal son la bruja de Hansel y Gretel o el Lobo de Caperucita: usan tu avaricia, o tu inocencia, en contra de tus propios valores, y justo al final te roban de la recompensa que esperabas de hacerlo. Pero hasta el brujo más listo es incapaz de hacer eso más que un par de veces hasta que la víctima madura y decide que hacerles caso es una mala idea.
La teoría de juegos, por contra, te puede forzar a traicionar tus principios más sagrados, sin ningún beneficio, una y otra vez, y convencerte de que lo que estás haciendo es lo correcto.
Pon, por ejemplo, el dilema del prisionero: si delatas a tu compañero, te libras de la cárcel y lo condenas a él, pero si ninguno de los dos os delatáis, salís los dos libres. Hay una tensión entre lo que cada uno de los dos queremos hacer, y lo que una entidad coordinada conjunta haría. Sí, no delatarnos suena muy bien, pero supone confiar en que el sistema no me jugará una mala pasada.
Podemos verlo de otra manera: al no haber coordinación, hay una tensión entre el momento anterior a la decisión, y el momento posterior. Cada individuo debe confiar en algo que está fuera de su control; cada individuo actúa con insuficiente información, porque el momento de saber lo que ha hecho el otro ocurre cuando ya no puede cambiar la decisión que ha tomado.
Es después, cuando culmina la traición del sistema, y el otro te ha delatado, cuando echas el grito en el cielo, y dices: ¿cómo podemos estar perpetuando un sistema tan injusto? ¿Quién ha diseñado algo así?
Moloch. Fue Moloch.