Regalar el Complemento
Como comentábamos ayer, durante los últimos 40 años ha habido gente como Richard Stallman que se ha dedicado a promover la idea de que el software es “patrimonio de la humanidad”, y no propiedad intelectual. En estos 40 años, han pasado muchas cosas al respecto, leyes de propiedad intelectual y quejas del director de la SGAE contra su propia definición de copia privada, pero hemos llegado a un punto en el que esta razonablemente aceptado que la gente ya no compra propiedad intelectual: se la descarga. No sólo eso, sino que aceptamos la idea de que empresas como Facebook, Google, Uber o AirBnB son milmillonariamente valiosas simplemente por conectar a la persona de a pie con el producto que necesitan, no por haber producido nada en concreto.
Muy en particular Facebook, pero también Google y, en menor medida Apple y Twitter, trabaja incansablemente por producir herramientas como React, GraphQL o PyTorch, con la finalidad de que el desarrollo web sea accesible a cualquiera, para lo cual distribuyen esta tecnología completamente gratis.
Llevo unos días anticipando esta idea pero, ¿estamos locos? ¿Ha renunciado Facebook, una empresa pública que se debe a sus accionistas, a cobrar por un producto que es muy costoso de producir, simplemente por amor al arte?
Todo producto, digital o no, tiene sustitutos y complementos. Un sustituto es, eso, una alternativa si el producto es muy caro. Por ejemplo, un sustituto de la vaca es el pollo: si sube el precio del chuletón, la gente querrá más pollo, y entonces la carne de pollo se venderá más.
Un complemento es algo que sueles comprar junto al producto. Por ejemplo, la habitación de hotel la sueles comprar con el billete de avión. En un pueblo pequeño, si el único restaurante con clase hace un 2 por 1 en San Valentín, las canguros de los niños valen el doble.
Imagino que estás viendo por dónde va la dinámica de los precios. Si todo se mantiene igual, la demanda de un producto aumenta cuando el precio de su complemento disminuye.
Si los vuelos a Ibiza son más baratos, la demanda de hoteles en la isla crece. Por eso sueles ver paquetes de hotel y avión vendidos conjuntamente. Porque las aerolíneas, que pueden ejercer presión sobre el precio de la habitación de hotel, aplastan los márgenes de beneficio de los hoteles para hacer crecer los suyos.
Las empresas inteligentes tratan de regalar los complementos de sus productos.
Cuando IBM diseñó la arquitectura de los ordenadores personales, en vez de desarrollar sus propias piezas, usaron piezas estándar, y documentaron en detalle las interfaces entre las distintas partes en el Manual Técnico. Son literalmente las instrucciones para montar tus propias piezas para el IBM-PC. Y eso es exactamente lo que buscaban: el objetivo de IBM era que el mercado de piezas de ordenador fuese indiferenciado. Millones de pequeñas empresas se lanzaron a crear tarjetas de memoria, drives, tarjetas gráficas, impresoras, etc. Si las impresoras son más baratas, la demanda de ordenadores será mayor.
Cuando Microsoft negoció la licencia de su sistema operativo MS-DOS con IBM, se cuidó mucho de que no hubiese exclusividad. Eso hizo posible que Microsoft pudiese venderle la licencia a Compaq, y a todos aquellos proveedores de piezas de ordenador, que en poder del Manual Técnico podían esencialmente copiar el ordenador de IBM. El objetivo de Microsoft era que el mercado de ordenadores fuese indiferenciado. En poco tiempo, el mercado de ordenadores se masificó, y los precios cayeron, aumentando la demanda del sistema operativo de Microsoft y haciendo inmensamente rico a Bill Gates.
Entender esta estrategia ayuda a explicar por qué existen compañías como RedHat o GitHub, facilitadoras del desarrollo del sistema operativo gratuito Linux, y del código abierto en general, respectivamente.
Para RedHat, su producto estrella es el soporte. Se dedican a entrenar a empresas en el uso de Linux, a resolver incidencias, y a la consultoría IT específica de este sistema y sus programas asociados. Puede que el sistema operativo sea gratuito, pero asegurarse de que los programas funcionan, que lo hacen correctamente, que dan soporte a la versión concreta de los ordenadores de tu empresa, etc, ahí hay dinero.
En el caso de GitHub, su producto estrella es la colaboración de los equipos. Que tengan las herramientas para desarrollar un producto desde cero, con lo que todo eso conlleva: marketing, soporte, incidencias, lo que decíamos. Lo interesante es que todo producto informático empieza como una idea absurda en un garaje: la inversión en equipo suele venir después. El valor de GitHub reside en el hecho de que un programador que crea algo en su tiempo libre, lo hace desde su plataforma gratuita, y por eso, si la idea tiene patas y pretende monetizarla, el programador tiene la opción de empezar a pagar, o irse a otro sitio. Y muchos pagan.
No es de extrañar que RedHat fuese vendida a IBM por 34 mil millones de dólares y GitHub fuese vendida a Microsoft por 7 mil. Hay dinero en regalar tu complemento. Nada es por amor al arte.