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Álvaro Durán

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July 2, 2020

Pasando olímpicamente

Si recuerdas, estuvimos hablando en otro email sobre por qué las empresas grandes no se dan cuenta de las innovaciones hasta que las tienen debajo de sus narices: hacerlo bien, es decir, escuchar a tus clientes más importantes y hacerles caso, es hacerlo mal. Al innovar, el cliente nunca tiene la razón.

Este punto es interesante porque, el futuro, como he dicho varias veces, no se puede predecir, y es una idea que muchas veces se olvida. Y se olvida porque en las empresas grandes se juega a un juego que se conoce como inversión financiera, y consiste en asignar probabilidades de éxito a eventos futuros, y ponderar las consecuencias en cada caso hasta conseguir llegar a un resultado esperado.

Te pongo un ejemplo: cada año, el Banco Central Europeo prepara un "escenario muy adverso", una hipotética catástrofe financiera que pondría contra las cuerdas a los bancos de la eurozona, y les pide a los bancos que elaboren un informe detallando de cómo les iría en aquella catástrofe. Esto son, en definitiva, los tests de estrés. La idea es que si un banco suspende ese test, les toca hacer una ampliación de capital o liquidar parte de su cartera o cosas así. Palmar pasta, en resumidas cuentas. Pero todo sobre la base de un escenario futuro que no se ha dado, ni se sabe si se dará, y si será en esas condiciones u otras distintas.

El desempleo en EEUU ha subido hasta el 14,7% en Abril de 2020, y el escenario adverso se quedaba en el 10%. El futuro ha tenido la desfachatez de ser peor de lo que se preveía. Y el congreso ha tenido que imprimir dólares por valor de 3 veces el PIB de España para compensar la diferencia entre lo que se veía venir, y lo que no.

Con la innovación pasa eso exactamente: hay una serie de escenarios que puedes contemplar, y son lo que llamamos riesgo. Es la parte 'cuantificable' de vivir: que si estás durmiendo mal, no te sorprendas cuando tengas sueño al día siguiente. Pero hay una parte que nos va a sorprender, y el hecho mismo de saber que esa sorpresa se nos avecina no nos hace capaces de verla venir.

Hay riesgo en la vida, sí. Pero también hay incertidumbre. Hay cosas que no entran en los parámetros de lo normal.

Y la estrategia para hacer frente a esto ha sido, todo este tiempo, pasar olímpicamente.

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