Ocasio-Cortez
La campaña de Alexandria Ocasio-Cortez era pedir peras al olmo. ¿Una latinoamericana de 28 años de una familia de clase baja, que se presentaba con una plataforma de extrema izquierda contra Joe Crowley, uno de los pesos pesados del partido demócrata?
Su victoria en 2019 revela un cambio de tendencia, pero también de mentalidad: los políticos no son una clase aparte, no es un juego interno. Trump, Bernie Sanders, y la propia Ocasio-Cortez han demostrado que las prácticas establecidas son anticuadas y poco efectivas. Son plataformas basadas en temas muy concretos y mensajes muy específicos, frente a los mensajes vacíos de los candidatos establecidos, que tratan de no ofender y terminan por no gustar a nadie. “Se supone que las mujeres no deben presentarse a las elecciones”, decía AOC en su video viral.
Sí, el mundo actual ha cambiado. Ahora la competencia llega por cualquier sitio, y el impulso más primario es ponerse a cubierto. En este mundo, todos somos David.
Pero corta por los dos lados. En este mundo, Goliath no existe