Mentoría
Durante la Edad Media, si eras avispado y tus padres tenían buenos lazos con la comunidad, te asignaban como aprendiz a un maestro. Ibas a su taller y aprendías el oficio, con todo lo que conllevaba, no solo el trabajo en sí, sino como te relacionabas con la clientela, todo el trabajo de organización, y demás. Llegado el momento, cuando estabas listo, "hacías escuela" y montabas tu propio negocio. Leonardo da Vinci aprendió así, bajo la tutela de Verrocchio.
Todo eso acabó con la llegada de las universidades, donde el enfoque era más escalable: un maestro daba clase a 20 alumnos, los supervisaba y al final de los exámenes, se licenciaban y santas pascuas, literalmente: muchos se hacían curas.
Este ha sido y sigue siendo el principal problema de la universidad: forma curas, pero no carpinteros. Los conocimientos adquiridos en una universidad no son los que te llevan a ser bueno en tu trabajo.
No obstante, una carrera es requisito indispensable para encontrarlo en la actualidad. Allá donde vayas, se podrá exigir experiencia, o inglés, pero no se suele mencionar una carrera: vas listo si no la tienes ya. Todo ello bajo la idea de que quien se incorpora a una empresa ya debería saber qué es lo que tiene que hacer: se viene formado de casa.
Y digo yo, ¿cuántos Leonardos podrían salir de una universidad? Me temo que ninguno. ¿Burócratas? Los que necesites. De la universidad aprendes a seguir órdenes y rellenar formularios; de una mentoría, a llevar un negocio.
¿Por qué no hemos cambiado de modelo de educación hasta ahora? Porque no ha hecho falta. Especialmente en nuestro país, la inventiva y la proactividad se ha dejado a otros. La pregunta que todos los periódicos responden alrededor de esta época del año es ¿Qué carrera universitaria da trabajo?
Necesitamos más mentores, porque necesitamos mejores empleados. La relación entre el jefe y el empleado tiene que ser más de aprendiz y maestro. No de flagelador y esclavo.