Las consecuencias de Napster
Antes de empezar, quería comentarte que he publicado un nuevo ensayo, llamado De Igual a Igual, basado en los últimos emails que he estado mandando. Me encantaría que le echases un vistazo y me respondieses a este email que te ha parecido.
Explorar el tema de las descargas de música por Internet ha sido un tema muy muy interesante para mí. En primer lugar porque, aunque la tecnología de las redes P2P devoran toda la conversación, los cimientos sobre los que se asienta este cambio de paradigma son humanos.
Por ejemplo: David Bravo, aquel abogado que salía en las tertulias a "combatir" el punto de vista de la SGAE y a discutir con Ramoncín, se convirtió en la figura más reconocida del movimiento porque durante años había representado a esos pequeños artistas que nunca salen ni saldrán en la radio. Para sus clientes, las descargas por Internet son netamente buenas: nadie compraba sus discos antes, con lo que que ahora los discos sean gratis les compensa porque ahora mucha más gente va a sus conciertos. No sólo eso; si ahora más gente los conoce sin necesidad de salir en la radio, el camino a salir en los 40, Europa FM y demás no es tan interesante como antes.
Además, el hecho de que la propiedad intelectual se haya fragmentado tanto ha tenido consecuencias que no habríamos previsto. Los cines han ido cerrando poco a poco, porque el público en general prefiere gastarse 15€ en otro tipo de ocio. De ahí la insistencia de separar ocio y cultura: "si te gastas ese dinero en cerveza es que eres un inculto; deberías gastártelo en ir a ver Superlópez". Ahora, con las plataformas de streaming, tenemos acceso a películas que no llegan a los cines en nuestro país, porque el efecto "40 principales" también ocurría en la gran pantalla. La sociedad tiene acceso a más opciones, por menos dinero, y eso, a mi parecer, es algo bueno. Todas aquellas profecías sobre el fin de la cultura no han ocurrido: nadie diría que La forma del agua, Green Book y Parásitos, las últimas 3 películas oscarizadas, indiquen una tendencia apocalíptica para el séptimo arte.
Pero el temblor se ha notado más allá del cine o la música. El acceso a las noticias también se ha fragmentado, con lo que tenemos opiniones más diversas. Nos hemos encontrado a nosotros mismos en la Web. Hemos visto que nuestras opiniones, a veces, no eran tan minoritarias como creíamos, y nos hemos visto con la confianza de exigir que esas opiniones se materializasen en la vida política. Han nacido partidos políticos nuevos, y los viejos se han visto obligados a un proceso de reconversión que ha ido mejor o peor en según qué casos. El bipartidismo, en muchos lugares del mundo, ha muerto, porque no nos conformamos con votar a los principales.
La estructura del distribuidor único frente a una oferta y una demanda abundantes parece ser algo que se ha repetido mucho durante todo el siglo XX. Este "esquema de cintura fina" o de reloj de arena se repite en el mundo de los supermercados, y con resultados similares a los de la industria de la música: las marcas como Ariel, Fairy, etc, que gozaban de la comodidad de ser las únicas en la estantería, han tenido que ceder el paso a la marca Hacendado.
Como digo, explorar las descargas de música por Internet ha sido un tema muy muy interesante para mí. Te animo a que le eches un vistazo a De Igual a Igual y me digas qué te ha parecido.