La Tragedia de las Conversaciones Comunales
Ponte en situación: eres un pastor, y tienes tus ovejas por el campo. No obstante, el pasto por el que pasean tus ovejas no es sólo tuyo: lo compartes con dos o tres pastores más, cada uno con su propio rebaño. En general, es un pasto verde y hay hierba de sobra para todos, pero este año en particular, no ha llovido demasiado, y se nota que el campo no está ni tan verde, ni tan frondoso como otros años. En condiciones normales, existe un equilibrio entre la cantidad de hierba que tus ovejas y las de los otros pastores comen, y el propio pasto que se regenera con el tiempo. Pero este año, ese equilibrio se va a romper, y es probable que no haya suficiente comida para todas las ovejas.
¿Qué haces? Pues acaparar cuanto puedas.
El flaming en Internet, al igual que el problema de las ovejas del campo, es un problema clásico de economía que se conoce como la Tragedia de los bienes comunales. Es un fenómeno que ocurre cuando un grupo tiene un recurso común, pero todos ellos tienen un incentivo para abusar de él. El grupo debería tratar de pensar a largo plazo, pero se ven rehenes de que uno de ellos decida actuar por su cuenta. ¿Te molesta ver en las noticias que haya jóvenes que se saltan el confinamiento por la covid-19? Entonces sabes de lo que estoy hablando.
En el caso de las redes sociales, el “recurso” que se comparte es la atención grupal. El grupo tiene un incentivo para que la conversación sea productiva y beneficiosa para todos, donde los méritos del argumento sean los que determinan la atención de los participantes. Cada participante, sin embargo, está incentivado a maximizar la expresión de su punto de vista, y de la atención que recibe. Es curioso, pero a la gente le da más satisfacción recibir atención negativa que no recibir atención ninguna, con lo que cuanto mayor es el grupo, mayor es la probabilidad de que alguien la líe para obtener este tipo de atención.
A pesar de esta concepción grupal de las redes sociales, gran parte de las soluciones propuestas han sido, como hemos dicho, enfocadas al individuo. Cada vez que un moderador del diario Marca tumba un comentario, está actuando en base a un protocolo que ignora la condición grupal del tablón de comentarios del periódico, y que por tanto está condenado a fallar estrepitosamente.
Ha habido, por suerte, dos enfoques que han permitido ver algo de luz al final del túnel, y que pueden suponer el futuro de cómo entendemos las redes sociales. Son los blogs, y las wikis.