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Que un sitio bloquee el acceso mediante un paywall tiene sentido, a pesar de que sea muy incómodo. Cuesta dinero producir buenos artículos, mantener una página web, la licencia de las fotografías. Mucho dinero, si quieres calidad. Pedir dinero a cambio del acceso es muy razonable. No esperas una suscripción gratis a tu periódico en papel, ¿por qué un sitio web iba a ser diferente?
Pero fijate una cosa: el New York Times, la sección de opinión de El País y de El Mundo, el Financial Times, todos tienen bloqueado el acceso. Marca, El Diestro, España es Voz, Alerta Digital, ¡gratis!
¿Quieres oir que Pedro Sánchez recomienda invertir en Bitcoin, o que el Chicago Defender ha descrito a la guardia civil como el mejor cuerpo de policía del mundo, o que el 016 te da conversación hasta que llegas a tu casa? Todos tuyos.
¿Quieres leer un reportaje detallado sobre cómo hay neo-nazis infiltrándose en las instituciones alemanas en el New York Times? A poco que hagas click aquí y allá, te saltará el bloqueo.
Eso no significa que el paywall no deba estar ahí. Pero implica que por un lado cuesta dinero acceder a información veraz y contrastada, mientras que leer gilipolleces es completamente gratis.
Cuidado, no estoy diciendo que La Verdad esté en el Times. Soy muy crítico en particular con este diario respecto al trato que le han dado a Scott Alexander, su insistencia en que hay una crisis migratoria en EEUU sin fundamento ninguno, o que Rusia está tratando de “robar” investigación sobre vacunas. Lo que quiero decir es que aunque los hechos sean precisos (aunque no siempre), se presentan de una manera engañosa. El New York Times es muy valioso, siempre y cuando vayas más allá del titular y leas con espíritu crítico lo que cuentan. Incluso cuando les tocó hablar durante los años 30 de Hitler y el Holocausto, no se olvidaron de incluir los hechos más terribles. Simplemente no le dieron la importancia que debían. Incluso cuando titulan El gobierno de los EEUU afirma que Sadam Hussein intensifica la búsqueda de partes para la bomba atómica, los hechos son técnicamente correctos; es el gobierno el que miente.
Gran parte de la información crítica para una sociedad acaba detrás de un paywall. Debería preocuparte que el Instituto Hoover te de gratis aquel artículo, ya famoso, en el que Richard Epstein’s resta importancia a la amenaza del coronavirus, mientras que la entrevista a Isaac Chotiner refutando la tesis de Epstein esté detrás del paywall del New Yorker.