Hablemos
Empezar un nuevo proyecto digital es siempre algo frustrante para el cliente, y lo es por varios motivos. En primer lugar, porque es incapaz de diferenciar quién es la persona idónea para el trabajo. Wix, Wordpress y demás tratan de convencerte de que montar tu propia página web es muy fácil, es gratis, y es muy rápido.
En segundo lugar, porque si el cliente entiende que no es tan fácil, ni tan barato, ni tan rápido montar un negocio online (como la paradoja de los libros de inversión: si es tan fácil hacerse rico con tu método, ¿qué haces vendiendo libros?), es muy difícil saber quién es la persona adecuada para ayudarte con tu proyecto web.
Y en tercer lugar, porque el cliente no es capaz de articular con precisión lo que quiere realmente: ¿es una página web que sirve como generador de negocio?¿Es un simple currículum de la empresa?¿Es un agregador de marketing y contenido?¿Es una tienda?
No sabemos como solucionar ninguno de estos tres problemas, y por eso recurrimos a una estrategia infalible: ver portafolios de potenciales proveedores. Es rápido, y permite comparar un diseño con otro, de tal manera que aquel que se adapte a nuestros gustos, y a nuestro bolsillo, es el que gana.
Es una idea tan extendida que Shopify ha dedicado un blog entero a explicarnos cómo crear tu propio portafolio.
Pero es una idea absurda: el experto sobre el negocio (el cliente) está decidiendo sobre el diseño web, mientras que el experto en diseño web (el consultor) trata de averiguar, sólo superficialmente, cómo adaptar su diseño al negocio.
No es de extrañar que todas las webs acaben siendo iguales: nos dejamos llevar por un diseño mediocre, una imitación de las modas del momento en que se empezó el proyecto, en lugar de tener una conversación honesta entre dos expertos que lleve a la solución óptima.
Estos días, estoy tratando de montar un portafolio, pero me invade la idea, una y otra vez, de que no es la forma correcta de resolver los problemas de mis clientes. Me veo experimentando con nuevas tecnologías, explorando los límites de lo que soy capaz de hacer con un ordenador, las diferentes experiencias que puedo generar para el usuario, y pienso: ¿realmente tengo que hacer un portafolio de todo esto?
Creo que no. Por eso, si conoces a alguien que esté pensando en lanzar su negocio online, dile que puedo ayudarle. Pero ha de entender que no tengo preparado un portafolio de diseños vacíos, porque un negocio no es una pieza de un puzzle que deba encajar con otra: es un puzzle en sí mismo.
La manera correcta de empezar es una conversación. Hablemos.